Acciones a favor del medio ambiente

En este inicio de año, podemos comprometernos a ser amigables con el planeta cambiando algunos de nuestros hábitos por unos más ecológicos, así que si te interesa cuidar del medio ambiente pero no sabes por dónde iniciar, a continuación te compartimos algunas acciones con las que puedes empezar durante el 2022.

1. Plogging, deporte que ayuda al medio ambiente

Esta práctica consiste en aprovechar cualquier actividad física al aire libre (como el senderismo, el running, el buceo, el esquí…) para recolectar basura, ya sea en playas, montañas o en la ciudad.

La palabra plogging proviene de la unión de la palabra jogging (ejercicio físico que consiste en correr una distancia larga a ritmo moderado) y de la expresión sueca plocka upp, la cual se traduce como recoger.

El impulsor de este fenómeno fue el sueco Erlk Ahlström quien, tras mudarse a la ciudad de Estocolmo, empezó a incorporar a su rutina de ejercicio la práctica de recoger toda la basura que se encontraba a su paso.

2. Upcycling, creatividad al servicio del planeta

Se trata de una técnica de manipulación de residuos para obtener productos de mayor valor que los originales. Es importante resaltar que no es igual que el reciclaje, porque en él, los materiales son imperceptibles —como sucede con una hoja de papel reciclada en la que no se nota el papel anterior— en el caso del upcycling (o supra reciclaje) es fácil distinguir qué elementos conforman al objeto nuevo.

Esta práctica está ganando popularidad sobre todo en la industria de la moda —una de las más contaminantes del mundo— pero también se puede aplicar a muchos otros objetos como botellas de vidrio, baterías, algunos productos electrónicos, ¡las posibilidades son infinitas!

3. Preciclaje, compras con conciencia ambiental

En años recientes ha aumentado la preocupación, tanto de las empresas como del consumidor, por disminuir el impacto ambiental que generan los productos y servicios que adquieren, optando por unos más ecológicos.

Ya sea con un empaque biodegradable o que no tengan ningún tipo de envoltorio; prefiriendo alimentos cultivados en lugar de los procesados o disminuyendo la adquisición de plásticos; todas estas acciones se conocen como preciclaje. Dicha práctica busca reducir la generación de residuos, antes de adquirirlos, mediante decisiones de compra con enfoque ecológico y sustentable.

4. Movimiento zero waste

Este movimiento va más allá de lo que propone el preciclaje, ya que no solo busca disminuir los residuos que generamos con nuestras decisiones de compra, sino que su principal objetivo es eliminarlos por completo. El movimiento tiene como base la regla de las cinco erres:

  1. Rechazar lo que no necesitamos.
  2. Reducir lo que necesitamos.
  3. Reutilizar los envases y materiales, así como optar por el consumo de segunda mano.
  4. Reciclar todo aquello que no se puede rechazar ni reducir.
  5. Composta (Rot), es decir descomponer la materia orgánica para obtener abono natural.

En el siguiente blog hablaremos de las otras 3 acciones que nos faltan por mencionar… Recuerda que las pequeñas acciones hacen la diferencia.

 

En México anualmente se presentan más de 27,000 nuevos casos y al menos 6,000 pacientes mueren debido a esta neoplasia. Además, más del 55% de las pacientes que son diagnosticadas con cáncer de mama en América Latina llegan al examen médico en etapas tardías y esto impacta en su supervivencia, alertó este lunes una especialista.
El cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente entre las mujeres en el mundo. En México, representa la primera causa de muerte por cáncer en las mujeres.
Las barreras existentes en el acceso a la atención de la salud han provocado una disminución de la efectividad de las estrategias de prevención implementadas. Por eso, la detección temprana se ha convertido en la pieza central para el control del cáncer de mama.
Como medida de detección oportuna se recomienda que todas las mujeres mayores de 25 años exploren sus mamas después de menstruar, tratando de encontrar alguna bolita. Ante la presencia de una bolita extraña, se debe acudir a evaluación médica.
FACTORES DE RIESGO
Dichos factores pueden ser:
Factores de riesgo que no pueden cambiar
  • Hacerse mayor. El riesgo de cáncer de mama aumenta con la edad; la mayoría de los cánceres de mama se diagnostica después de los 50 años de edad.
  • Mutaciones genéticas. Cambios (mutaciones) heredados en ciertos genes, tales como en el BRCA1 y el BRCA2. Las mujeres que han heredado estos cambios genéticos tienen mayor riesgo de presentar cáncer de mama y de ovario.
  • Historial reproductivo. Inicio temprano de la menstruación antes de los 12 años de edad y comienzo de la menopausia después de los 55 años de edad exponen a las mujeres a hormonas por más tiempo, lo cual aumenta el riesgo de cáncer de mama.
  • Tener mamas densas. Las mamas densas tienen más tejido conjuntivo que tejido adiposo, lo cual, a veces, puede hacer difícil la detección de tumores en una mamografía. Las mujeres con mamas densas tienen más probabilidades de tener cáncer de mama.
  • Antecedentes familiares de cáncer de mama o cáncer de ovario. El riesgo de una mujer de tener cáncer de mama es mayor si su madre, una hermana o una hija (parientes de primer grado) o varios integrantes de la familia por el lado paterno o materno han tenido cáncer de mama o cáncer de ovario. Tener un pariente de primer grado de sexo masculino con cáncer de mama también aumenta el riesgo para la mujer.

Factores de riesgo que pueden cambiar

  • No mantenerse físicamente activa. Las mujeres que no se mantienen físicamente activas tienen un mayor riesgo de tener cáncer de mama.
  • Tener sobrepeso o ser obesa después de la menopausia. Las mujeres mayores que tienen sobrepeso o que son obesas tienen mayor riesgo de tener cáncer de mama que las que tienen un peso normal.
  • Tomar hormonas. Algunas formas de terapia de remplazo hormonal (aquellas que incluyen tanto estrógeno como progesterona) que se toman durante la menopausia pueden aumentar el riesgo de cáncer de mama si se toman por más de cinco años. Ciertos anticonceptivos orales (píldoras anticonceptivas) aumentan el riesgo de cáncer de mama también.
  • Historial reproductivo. Quedar embarazada por primera vez después de los 30 años de edad, no amamantando y nunca tener un embarazo que llegue a término puede aumentar el riesgo de cáncer de mama.
  • Tomar alcohol. Algunos estudios muestran que el riesgo de la mujer de tener cáncer de mama aumenta cuanto mayor sea la cantidad de alcohol que tome.

Para reducir el riesgo de padecer cáncer de mama, se recomienda:

  • Practicar la lactancia materna por más de 12 meses.
  • Consultar a su médico sobre el uso de anticonceptivos orales.
  • Llevar una dieta rica en frutas y vegetales por su alto contenido de vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes.
  • Reducir al mínimo el consumo de grasas, azúcar y alcohol.
  • Mantener un peso adecuado.
  •  Realizar actividad física al menos 30 minutos al día.

Para lograr un diagnóstico temprano y aumentar la sobrevida, es importante realizar:

  • Autoexploración de las mamas a partir de los 20 años, al menos una vez al mes.
  • Realizar mastografía cada dos años en mujeres mayores de 40 años.
  • Realizar mastografía en mujeres menores de 50 años con antecedentes familiares de cáncer de mama.

Sin duda alguna, se requieren de grandes esfuerzos para lograr una respuesta social organizada y afrontar el cáncer de mama como problema de salud pública, a fin de mejorar la calidad de vida de las mujeres mexicanas.

Un buen liderazgo para nuestro rendimiento y nuestra propia salud.

El liderazgo es un talento muy especial: el talento para influir decisivamente en los demás a través de la credibilidad, de nuestra autenticidad. No estamos hablando de un rol, de ser jefe, sino de ganarnos la confianza y el compromiso de los demás, empezando por nuestro liderazgo interno.

¿Qué podemos hacer para gobernarnos mejor? Empecemos por interiorizar una serie de hábitos neuro-saludables, beneficiosos para nuestro cerebro. El cerebro humano es el órgano más fascinante del universo, el de mayor potencia. Sin embargo, también es el órgano más vulnerable. Más allá de lo heredado, el temperamento, tenemos una gran capacidad (si queremos) de aprender, de entrenarnos, de desarrollar nuevos hábitos.

Más concretamente, el liderazgo, desde la neurociencia, nos enseña que hay nueve hábitos o comportamientos repetidos que deberían configurar nuestra “segunda naturaleza”, en palabras de Aristóteles. Estas pautas se dividen en tres bloques:

A) HÁBITOS DE DIRECCIÓN:

Activar el propósito, el para qué, el sentido para inspirarnos personalmente e inspirar a los demás. “El liderazgo es la intersección entre visión y valentía”.

Elegir lo que pensamos. Los humanos corremos el riesgo de dispersarnos y de darle demasiadas vueltas a las cosas. Dejarlas para más adelante, la procrastinación, lleva a la ansiedad, por eso debemos elegir la idea que más nos conviene.

Visualizar lo que queremos conseguir, desde la imaginación, las expectativas, las profecías que queremos que se cumplan, y suelen hacerlo. Nuestro cerebro procesa más rápido las imágenes que las palabras. 

B) HÁBITOS DE CUIDADO:

Relajar la mente, que nunca está quieta, a través del mindfulness y el sueño reparador. El estrés negativo ataca al cerebro y lo destruye materialmente. La falta de sueño provoca fiebre y catarros a corto plazo y a largo mata, reduciendo drásticamente la esperanza de vida.

Alimentar bien el cerebro evitando los venenos blancos. La nutricionista australiana Catherine Itsiopoulos recomienda dieta mediterránea y equilibrio. Hay que tener cuidado con el azúcar (no debería alcanzar el 10% de la ingesta calórica, según la OMS), la sal, la harina y los lácteos.

Practicar el ejercicio adecuado. El ejercicio desarrolla el hipocampo, clave para la memoria y el aprendizaje. Debemos practicar al menos dos horas y media semanales de actividad moderada.

C) HÁBITOS DE DESARROLLO:

Conversar con personas tónicas y no tóxicas. La soledad mata y los seres tóxicos nos vampirizan. Una buena conversación nos mejora como personas y como líderes. 

Contagiarnos del optimismo inteligente. Como estilo explicativo de la realidad, el optimismo beneficia a nuestro cerebro y el pesimismo nos vuelve indefensos, lo que afecta al sistema inmune que nos defiende de los virus. 

Aprender continuamente desde la voluntad: lecturas frecuentes, curiosidad permanente, deseo de saber más y de forjar nuestro carácter. El liderazgo que no se aprecia se deprecia.

Más allá de conocer estos hábitos, que pueden parecer de sentido común, debemos reconocer nuestras fortalezas y oportunidades de mejora, para mantener aquellas y aprovechar estas. Si es acompañado de un coach, mejor. Practicar los hábitos neurosaludables nos dará más y mejor vida.