México y el cáncer de mama

En México, el cáncer de mama continúa siendo la primera causa de muerte femenina, a diferencia de lo que ocurre en países de ingresos medios y altos

Hasta la presentación del informe 2020 del Global Cancer Observatory (GCO), el cáncer de pulmón era a nivel mundial el más frecuente, sitial del que ha sido desbancado por el cáncer de mama. 

Sin embargo, es necesario aclarar, que aunque en este informe se da a conocer que del gran total de los casos registrados en ese año a nivel mundial de los diferentes tipos de esta enfermedad, el cáncer de mama alcanza un 11.7%, superando al cáncer de pulmón con un 11.4%, el segundo ocasiona un mayor número de muertes que el primero, acarreando el 18% de los fallecimientos, versus el de mama, con un 6.9% de letalidad.

En grandes números, el gran total de los casos de los diferentes tipos de cánceres alcanzó la impresionante cifra de 19 millones 292 mil 789 de personas diagnosticadas, de las que el 51.61%, o sea 9 millones 958 mil 133 fallecieron.

Cuando este tipo de cáncer se detecta en una etapa temprana, la tasa de supervivencia a 5 años puede ser del 99% y, si por el contrario, se ha diseminado hacia los ganglios linfáticos regionales, es decir, en una etapa tardía, la tasa de supervivencia a 5 años será del 85%.

Algunos datos sobre el cáncer de mama en México, proporcionados por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística. 

  • En 2017, 24 de cada 100 egresos hospitalarios en la población de 20 años o más por tumores malignos son por cáncer de mama.
  • En 2018 se registran 314 499 defunciones femeninas: 44 164 son causadas por tumores malignos, y de estas, 7 257 por cáncer de mama.
  • En 2019, por cada 100 mil mujeres de 20 años o más se reportaron 35.24 casos nuevos de cáncer de mama.
  • Entre las mujeres que fallecen por cáncer de mama, 1% son jóvenes de 15 a 29 años, 13% tienen entre 30 a 44 años y más de la tercera parte (38%), está entre los 45 a 59 años; la mayoría fallece después de los 59 años (48%).
  • La distribución por entidad federativa de los nuevos casos de cáncer de mama registrados durante 2019, en mujeres de 20 años o más, muestra que Morelos, Colima y Aguascalientes son las entidades con las tasas más altas. Por otra parte, Guerrero, Guanajuato e Hidalgo son las entidades con la menor incidencia de nuevos casos.

La importante diferencia entre los casos diagnosticados de cáncer de mama y el número de fallecimientos se debe, a nivel global, pero particularmente en los países de ingresos medios y altos, al incremento y oportunidad de tamizajes (estudios de detección) novedosos y más precisos y efectivos tratamientos, los que a diferencia del cáncer de pulmón, frecuentemente diagnosticado en fase 4, no cuenta con ningún tratamiento farmacológico, ni alternativa quirúrgica que consiga enfrentarlo con éxito.

En México anualmente se presentan más de 27,000 nuevos casos y al menos 6,000 pacientes mueren debido a esta neoplasia. Además, más del 55% de las pacientes que son diagnosticadas con cáncer de mama en América Latina llegan al examen médico en etapas tardías y esto impacta en su supervivencia, alertó este lunes una especialista.
El cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente entre las mujeres en el mundo. En México, representa la primera causa de muerte por cáncer en las mujeres.
Las barreras existentes en el acceso a la atención de la salud han provocado una disminución de la efectividad de las estrategias de prevención implementadas. Por eso, la detección temprana se ha convertido en la pieza central para el control del cáncer de mama.
Como medida de detección oportuna se recomienda que todas las mujeres mayores de 25 años exploren sus mamas después de menstruar, tratando de encontrar alguna bolita. Ante la presencia de una bolita extraña, se debe acudir a evaluación médica.
FACTORES DE RIESGO
Dichos factores pueden ser:
Factores de riesgo que no pueden cambiar
  • Hacerse mayor. El riesgo de cáncer de mama aumenta con la edad; la mayoría de los cánceres de mama se diagnostica después de los 50 años de edad.
  • Mutaciones genéticas. Cambios (mutaciones) heredados en ciertos genes, tales como en el BRCA1 y el BRCA2. Las mujeres que han heredado estos cambios genéticos tienen mayor riesgo de presentar cáncer de mama y de ovario.
  • Historial reproductivo. Inicio temprano de la menstruación antes de los 12 años de edad y comienzo de la menopausia después de los 55 años de edad exponen a las mujeres a hormonas por más tiempo, lo cual aumenta el riesgo de cáncer de mama.
  • Tener mamas densas. Las mamas densas tienen más tejido conjuntivo que tejido adiposo, lo cual, a veces, puede hacer difícil la detección de tumores en una mamografía. Las mujeres con mamas densas tienen más probabilidades de tener cáncer de mama.
  • Antecedentes familiares de cáncer de mama o cáncer de ovario. El riesgo de una mujer de tener cáncer de mama es mayor si su madre, una hermana o una hija (parientes de primer grado) o varios integrantes de la familia por el lado paterno o materno han tenido cáncer de mama o cáncer de ovario. Tener un pariente de primer grado de sexo masculino con cáncer de mama también aumenta el riesgo para la mujer.

Factores de riesgo que pueden cambiar

  • No mantenerse físicamente activa. Las mujeres que no se mantienen físicamente activas tienen un mayor riesgo de tener cáncer de mama.
  • Tener sobrepeso o ser obesa después de la menopausia. Las mujeres mayores que tienen sobrepeso o que son obesas tienen mayor riesgo de tener cáncer de mama que las que tienen un peso normal.
  • Tomar hormonas. Algunas formas de terapia de remplazo hormonal (aquellas que incluyen tanto estrógeno como progesterona) que se toman durante la menopausia pueden aumentar el riesgo de cáncer de mama si se toman por más de cinco años. Ciertos anticonceptivos orales (píldoras anticonceptivas) aumentan el riesgo de cáncer de mama también.
  • Historial reproductivo. Quedar embarazada por primera vez después de los 30 años de edad, no amamantando y nunca tener un embarazo que llegue a término puede aumentar el riesgo de cáncer de mama.
  • Tomar alcohol. Algunos estudios muestran que el riesgo de la mujer de tener cáncer de mama aumenta cuanto mayor sea la cantidad de alcohol que tome.

Para reducir el riesgo de padecer cáncer de mama, se recomienda:

  • Practicar la lactancia materna por más de 12 meses.
  • Consultar a su médico sobre el uso de anticonceptivos orales.
  • Llevar una dieta rica en frutas y vegetales por su alto contenido de vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes.
  • Reducir al mínimo el consumo de grasas, azúcar y alcohol.
  • Mantener un peso adecuado.
  •  Realizar actividad física al menos 30 minutos al día.

Para lograr un diagnóstico temprano y aumentar la sobrevida, es importante realizar:

  • Autoexploración de las mamas a partir de los 20 años, al menos una vez al mes.
  • Realizar mastografía cada dos años en mujeres mayores de 40 años.
  • Realizar mastografía en mujeres menores de 50 años con antecedentes familiares de cáncer de mama.

Sin duda alguna, se requieren de grandes esfuerzos para lograr una respuesta social organizada y afrontar el cáncer de mama como problema de salud pública, a fin de mejorar la calidad de vida de las mujeres mexicanas.

Un plan de continuidad del negocio efectivo

El brote de COVID-19 provocó que los líderes y propietarios de negocios tomarán decisiones a corto plazo para dar continuidad a sus operaciones; sin embargo, estas medidas tuvieron que modificarse debido a la prolongación de la cuarentena 

Ante un contexto de contingencias tan relevantes, es de suma importancia que las organizaciones identifiquen los rubros de la empresa que podrían verse más afectados, y a partir de ellos configurar un plan de continuidad del negocio efectivo que ayude a mantener con normalidad tres temas principales:

  1. Cadena de suministro
  2. Operación del negocio
  3. Factores financieros y externos

La primera etapa consiste en contar con un plan de continuidad del negocio, que permita comprender los riesgos principales en las operaciones y la cadena de suministro. A partir de este conocimiento, será posible destinar los equipos suficientes para atender la crisis, y luego enfocarse en el diagnóstico de la cadena de abastecimiento y la gestión de riesgos.

Como segunda etapa, es esencial determinar si los directivos y su gobierno corporativo podrían tomar las decisiones clave con la rapidez necesaria, planeando escenarios financieros y de negocio que abarque desde una pronta recuperación ante esta coyuntura, hasta un freno en el crecimiento o una posible recesión global.

A corto plazo, deben plantearse acciones de mitigación de riesgos en operaciones y cadena de suministro, evaluando impactos en la transportación. En este sentido, las organizaciones deben asegurarse de tener comunicación con sus clientes y grupos de interés principales, revisar y evaluar el impacto que tendrá la planeación y gestión del talento, y revisar impactos que podrían ir surgiendo en función del sector donde se opera.

Finalmente, en una tercera etapa será necesario dar continuidad a la construcción de una cadena global de suministro ágil y con visibilidad plena de todos sus eslabones, así como comprender y realizar una automatización digital y de procesos para mitigar las consecuencias de las posibles interrupciones que, como hemos visto, pueden afectar a las empresas debido a factores externos, desarrollando e implementando prácticas potenciadas de gestión de riesgos.

Dentro de GDI tuvimos que adaptarnos y crear estrategias para seguir con nuestras labores y con la producción de prendas. 

Implementamos mejores estrategias y comunicación con nuestros clientes y proveedores; para poder establecer tiempos de recepción de materia prima y establecer tiempos reales de entrega. Siempre tomamos en cuenta la situación en la que nos encontrábamos y los cambios diarios, para no poner en riesgo las operaciones y así no tener un descenso.

En GDI buscamos mejores estrategias hasta el día de hoy, para poder saber qué acciones implementar en situaciones futuras.